En el siglo IX uno de los reyes vikingos adquirió fama de ser uno de los más hábiles e ingeniosos en la manera de preparar y llevar a cabo los saqueos. Dechado de astucia y bastante fuerte como guerrero a Björn Ragnarsson se le llegó a conocer como el del “Brazo de Hierro”. Vikingo de origen sueco fundó la dinastía de los Munsö, que gobernó Dinamarca. En 860 con una nutrida flota de drakars junto a un hermano suyo llamado Hastein inició una gran expedición de pillaje por las costas de Europa hacia el sur de España, Gibraltar, por donde ingresó al Mediterráneo.

Al llegar a las costas del norte de Italia capturó algunas aldeas y se lanzó a la toma de una ciudad amurallada, de la cual se había hecho seguro que se trataba de la misma Roma. Pero Ragnarsson, no pudo conquistarla debido a la fortalecida defensa que le brindaban las murallas.

El rey vikingo, sin embargo, no se desanimó, sino que envió emisarios a los de la ciudad aseverando
que él había muerto y que antes de morir deseó que los clérigos de la ciudad le brindaran un servicio fúnebre conforme a una supuesta conversión al cristianismo.

Los de Luni (Así se llamaba la ciudad) mordieron el anzuelo y Ragnarsson con sus hombres penetraron y saquearon la urbe. Después de asolar Sicilia y aventurarse hasta Africa, el astuto “Brazo de hierro”, retornó a su reino en Suecia lleno de riquezas a pesar de que en la travesía de vuelta sufrió varias pérdidas en navíos, hombres y botín.